En la mitología griega, Tetis (en griego antiguo Τηθύς Têthys, ‘niñera’, ‘abuela’ o ‘tía’), hija de Urano y Gea, es una titánide y diosa del mar, al mismo tiempo hermana y esposa de Océano. Fue madre de los principales ríos (oceánidas) del mundo conocidos por los griegos, como el Nilo, el Alfeo, el Meandro, y de unas tres mil hijas llamadas las oceánides. Considerada una personificación de las aguas del mundo, también puede ser vista como equivalente a Talasa, la personificación del mar.
Aunque estos vestigios indican un papel importante en épocas primitivas, Tetis no desempeña virtualmente papel alguno en los textos griegos conservados, ni en registros históricos de la religión y los cultos griegos. Walter Burkert señala la presencia de Tetis en el Libro XIV de la Ilíada, en el pasaje que los antiguos llamaban el «Engaño de Zeus», cuando Hera tiende una trampa a su marido diciéndole que quiere ir «a los confines de la fértil tierra, a ver a Océano, padre de los dioses, y a la madre Tetis». Burkert ve en el nombre una transformación del acadio tiamtu o tâmtu, ‘mar’, reconocible en Tiamat.
Una de las pocas representaciones de Tetis que ha sido identificada con seguridad gracias a la inscripción que la acompaña es el mosaico de la Antigüedad Tardía (siglo IV) del suelo de unas termas en Antioquía, actualmente expuesto en Dumbarton Oaks (Washington, D. C.) En este mosaico, el busto de Tetis (rodeada de peces) surge de las aguas con los hombros desnudos. Contra su hombro descansa un timón dorado. De su frente brotan alas grises.
Durante la guerra contra los Titanes, Tetis alzó a Rea como su diosa-hija, pero no hay registros de cultos activos a Tetis en época histórica.
Tetis ha sido confundida a veces con otra diosa marina del mismo nombre, la nereida esposa de Peleo y madre de Aquiles. Algunos mitos dan a entender una relación entre ambas, como abuela y nieta.
Indicativo del poder ejercido por Tetis, un mito cuenta que la importante diosa olímpica, Hera, no estaba satisfecha con la ubicación de Calisto y Arcas en el cielo, como las constelaciones Osa Mayor y Osa Menor, así que pidió ayuda a su niñera, Tetis. Ésta, diosa del mar, maldijo a estas constelaciones a girar alrededor del cielo sin bajar nunca del horizonte, lo que explica que fueran circumpolares. Robert Graves interpreta el uso del término «niñera» como identificador de las diosas que una vez tuvieron una importancia clave en los periodos anteriores a la documentación histórica.
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