En la mitologia romana y latina las Cárites fuerón identificadas bajo el nombre de Gracias bajo los nombres de Castitas, Pulchritude y Voluptas es decir la vírgen, la esposa y la amante. De este modo, nos encontramos con dos lecturas opuestas: una tríada compuesta por tres aspectos de un mismo atributo, en el caso griego, y una tríada latina donde están representados tres arquetipos diferentes de mujer. Eran identificadas como hijas de Baco y Venus.
Las Gracias presidían los banquetes, las danzas y todas las actividades y celebraciones placenteras, en definitiva, todo aquello que en el mundo pudiera haber de agradable, placentero, interesante, atractivo... Las Gracias otorgaban a dioses y mortales la alegría pero no sólo eso sino también la elocuencia, la liberalidad y la sabiduría. Se creían que tenían la capacidad de dotar a los hombres de la genialidad necesaria para ser un excepcional artista.
Las Gracias están muy relacionadas con las Musas. Las Gracias eran jóvenes y muy bellas pero sobre todo modestas y solían llevar el pelo mal recogido a causa de los bailes. Siempre estaban danzando y precisamente es en la actitud de darse las manos y comenzar a bailar como más las ha representado el arte. Aunque en los principios de la civilización griega iban vestidas con una fina túnica después siempre aparecieron desnudas. A veces han aparecido entre los sátiros más horrendos para designar que no se puede juzgar a las personas por su apariencia y que los defectos del rostro pueden ser corregidos con un buen espíritu. Rara vez se hace referencia a estas diosas de manera individual. Por el contrario, son la representación griega de la triple diosa, presente en muchas otras mitologías del mundo.
En el arte
En el Renacimiento, el grupo escultórico romano de las tres Gracias en la biblioteca Piccolomini del Duomo di Siena inspiró la mayoría de los temas. Las Gracias se representan junto con otras varias figuras en la pintura de Sandro Botticelli La Primavera. Rafael también las pintó en un cuadro hoy expuesto en Chantilly (Francia). En el Barroco, Rubens recuperó el tema adaptándolo al nuevo estilo en Las tres Gracias. Entre otras representaciones artísticas, son el tema de las famosas esculturas de Antonio Canova y Bertel Thorvaldsen.
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